“El viento endereza el árbol después de haberlo inclinado“. Charles De Gaulle.
Cuando un nadador sin experiencia previa en la natación se incorpora a la disciplina Máster adquiere una motivación tremenda derivada de los entrenamientos planificados -quizá desconocidos por la persona hasta ese momento- y la cabida como miembro en una estructura organizada donde el desarrollo diario va forjando una unidad en todos los sentidos del desarrollo humano a través del entrenamiento y los principios de esfuerzo y constancia que el mismo conlleva (se está ahí porque se quiere, no hay presiones, no hay imposiciones, la gente es libre de entrenar más o menos, todo se enmarca en un cuadro perfecto donde lo importante es pasar un buen rato).
Llega la primera competición y el nadador establece el primer registro de su vida en una prueba. Aunque pueda compararlo con la de otros nadadores con experiencia de muchos años atrás (mucho mejores que la suya) esa marca que acaba de realizar es objetiva y como es la primera de su registro personal marcará la línea a partir de la cual el deportista empezará a mejorar o a empeorar.
Durante el marco temporal del corto-medio plazo tomando como base esa primera competición, el nadador Máster, con toda probabilidad, mejorará el registro pues en pocas semanas ha podido pulir, no tanto los sistemas metabólicos de entrenamiento, sino algunos aspectos de la técnica, virajes y salidas que le harán bajar unas cuantas décimas respecto a ese primer tiempo de referencia al adquirir más eficiencia y economía en el nado.
Y así continuará durante un tiempo hasta que una vez dominada la técnica de manera apropiada el nadador se estanque en una marca.
Y siga compitiendo y siga en el mismo tiempo.
Y entrene más duro y siga sin bajar su marca.
El nadador no entiende cómo en unos meses ha podido bajar tanto tiempo y de repente la evolución que se esperaba tener se estanca por completo. El nadador se desmotiva, ya no le encuentra tanto sentido a eso de competir. Le asaltan las dudas: “algo debo estar haciendo mal para no continuar con mi progresión”. “No entiendo como puedo estancarme en 35 segundos si hay gente de mi categoría que es capaz de nadar en 31” y entrena menos que yo. Se cambia de equipo buscando la magia en la filosofía de trabajo de cualquier otro entrenador, esperando romper la marca que hasta ese momento le ha sido imposible batir.
Lo que probablemente no sepa el nadador Máster es que el desarrollo de un nadador pasa por tres fases contempladas en el largo plazo, y hasta que no se pasa por cada una de ellas no llegará el progreso como es debido.
Mucha gente quiere el progreso rápido, inmediato, esforzándose para ello de manera ejemplar, pero olvidando los principios que marcan esta disciplina deportiva:
1. Un nadador primero tiene que desarrollarse como nadador.
2. Un nadador que ya se ha desarrollado como nadador debe especializarse en un estilo.
3. Una vez especializado en un estilo debe especializarse en una prueba.
Y la secuencia de estos tres principios no se alcanza ni en uno ni en dos ni en tres años: el marco temporal es a muy largo plazo y los resultados se verán en la adaptación a ese período, ni antes ni después. Al principio es muy fácil mejorar modificando algunos aspectos de técnica de nado, una vez controlada la misma queda lo más difícil, desarrollarse como nadador (unos “bastantes” cuantos años), ver en qué estilo se destaca (“otros cuantos años más”) y provocar la adaptación a los sistemas metabólicos de la prueba elegida (esto lleva mucho mucho tiempo).
Es por ello que los nadadores Másters que en su juventud fueron nadadores, ya tienen desarrollados la mayoría de los principios mencionados y por el efecto huella del entrenamiento (podríamos decir que “el músculo tiene memoria”) su adaptación será mucho más rápida que aquellos que no tienen experiencia en este deporte en particular. Y para estos últimos ese aspecto desmotiva mucho porque ante el mismo entrenamiento las evoluciones en marca son muy diferentes haciendo exactamente lo mismo en el entrenamiento diario.
Lo importante para los nadadores “noveles” que se acaban de incorporar o empezaron hace unos pocos años es recalcar que llegado un momento, la mejora va relacionada directamente con ese término tan abstracto como es el “largo plazo”.
Y de repente, sin esperarlo, llegará la evolución y llegará la motivación que nunca se debió perder.
Y se será un nadador con un estilo propio y especializado en una o varias pruebas en concreto.
Fuente: alaguamasters
Gracias Guille